Lo que escucho no me define

Con el paso de los años se ha hecho normal encasillar ciertas características conductuales a algunos géneros musicales, y a decir verdad, casi nunca los aspectos relacionados serán positivos; si escuchas rock, eres un satánico, aunque si se hace acompañar de vestimenta negra, eres un depresivo; si lo tuyo es la música urbana, eres un delincuente; si eliges la música electrónica, te drogas; ni la balada te hará salvar, porque seguramente eres un aburrido; y así, muchas más denominaciones se han dado.  

Al tener un gusto musical diverso, he ganados amistades en los diferentes ámbitos musicales, esto es precisamente lo que me ha hecho conocer los pensamientos hacia los gustos particulares de los demás. Si bien es cierto, es posible que exista algo de similitud en la audiencia de un género, esto no quiere decir que el tipo de música defina la personalidad, conducta o escolaridad.

Personalmente nunca he podido responder cuando me preguntan cuál género de música es mi favorito, como he mencionado varias veces, disfruto de CASI cualquier tipo de música; las canciones que bien podrían ser poemas de Sabina; la música urbana de Yatra y Piso 21; las baladas de Alborán, Alejandro Sanz y Vanesa Martin; he bailado con Alesso y Diplo; he cantado a todo pulmón las canciones de Vetusta Morla y Linkin Park, como las canciones de Andrea Bocelli, Camilo Sesto, etc… Esto es solo un pequeño ejemplo de la diversidad en mi gusto musical, porque cada pieza la he disfrutado en ese preciso instante que decidí escucharla. Para mí los diferentes géneros musicales son combustible o extintor para diversos sentimientos o estados de ánimo en un determinado momento.

Lo único que no puedo compartir es cualquier canción que denigre, así como que inste a la violencia. Pero aun así respeto los gustos de cada persona, somos seres libres y cada quien decide que escuchar, sin necesidad de ser juzgado o encasillado.

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